El bosque de Transformando Futuros
El proyecto comenzó hace más de 12 años reformando una cabaña en Miera, y reforestando una finca de 2 hectáreas.
Miera es un pequeño municipio de montaña, lleno de patrimonio natural, cultural, cuevas y posibilidades. Hace cientos de años, en la época de Carlos II, el imperio español, hizo en la zona de Liérganes, la primera fundición y altos hornos, destinados a hacer cañones y balas de cañón para la "armada invencible" y proteger los puertos de todas las colonias de América de piratas.
Toda la zona estaba cubierta de bosques milenarios, talados y trasladados a fundiciones y a astilleros para construir barcos. Posteriormente esas "montañas peladas" se fueron transformando en fincas ganaderas, mantenidas para pastoreo. Actualmente hay mucha despoblación y los montes se llenan de zarzas, el bosque vuelve y de vez en cuando se provocan incendios.
La cabaña reformada con materiales de reciclaje se convirtió en la "Finca Transformandora" sede de la ONG Transformando Futuros, donde llevamos plantados más de 350 árboles autóctonos sobre todo fresnos, robles, avellanos, castaños, nogales.
Plantamos árboles como responsabilidad social para compensar el CO2 de nuestros desplazamiento. Plantamos árboles como compromiso con nuestro territorio, experimentamos con otras especies para ver cómo se adaptan a 600 metros de altitud, y a las variaciones que sufre clima por el cambio climático. De momento no paran de crecer nuestros tilos, nuestro manzano en 2020 se convirtió en el único de todo el municipio en dar frutos, y hay dos cerezos traídos del valle del Jerte que de momento parece que les gusta mucho su nuevo valle.
Hemos plantado un pequeño bosque y seguiremos plantando muchos más árboles.